Una necesidad tan básica como comer se ha convertido en una de las mejores maneras de disfrutar, al máximo, de nuestros momentos de ocio. Una entrañable celebración familiar, una divertida quedada con amigos, una velada íntima con nuestra pareja… Siempre vienen acompañadas de algún rico manjar. Sí, sabemos que, muchas veces, nos vale el bocadillo más calórico (por no decir, grasiento) de la tasca de al lado. Pero en este post, vamos a hablar del deleite de nuestras papilas gustativas más exigentes.
Los mejores platos son los que entran por la vista, llegan al cerebro y envían una señal a nuestro paladar. Al mejor restaurante le pasa lo mismo.
Recientemente, el “Celler de Can Roca” (Girona) puso fin al reinado gastronómico del “Noma” danés, coronándose al frente de la lista que elabora, cada año, la revista “Restaurant”. Entonces, podríamos afirmar, sin despeinarnos, que la cocina vasca y la catalana son las mejores del mundo. ¿Por qué no aprovechar esta coyuntura, para animar a los restaurantes de nuestro entorno a conseguir que pasemos grandes momentos, en sus locales?, ¿Por qué no ver a estas empresas el mismo potencial que a otras, que cuidan cada detalle y que se comunican, con gran precisión, con su exigente clientela?
Un buen restaurante debería tener a sus espaldas una buena estrategia de marketing y, dentro de ella, una gran estrategia de comunicación. En ésta, se habrían de tener en cuenta todos los aspectos necesarios, para que el mensaje deseado (y estudiado en profundidad) llegue a los potenciales comensales, por los medios pertinentes y de la manera más acorde con su objetivo.
Hoy en día, los mejores restaurantes han dejado de ser un negocio más para convertirse en verdaderas marcas -lideradas, la mayoría de las veces, por un chef, que aglutina en su persona todos los atributos que transmite su restaurante-. No descubrimos nada, si decimos que estos restaurantes/marca no sólo venden su excelente cocina; sino que, además, venden imagen. Por ello, para todos los que entienden esto como una parte de su negocio (y para los que todavía no lo tienen tan claro), resultaría muy recomendable que contaran, entre sus proveedores habituales, con una empresa que pueda ofrecerles una visión global e integral de su imagen y de su comunicación.
Debería tratarse de profesionales, que puedan asesorarles, acerca de temas tan aparentemente dispares -pero muy relacionados-, como la ambientación del local; la estética y/o estructura de sus cartas; su correcta relación con los diferentes medios informativos (prensa, revistas, radio, TV…); la atención a sus clientes y potenciales clientes, a través de las redes sociales más apropiadas; la forma de presentarse en Internet (su web); cada texto y cada imagen de su negocio…
Porque todo cuenta. Un buen producto, sin duda; pero saber informar/comunicar sobre él, también. Y cada vez más… Así pues, ni qué decir tiene que, en IMAGO, estamos encantadas de trasladar nuestra visión. Por experiencia, formación e, incluso, afición. Y por qué no… Porque para comunicar bien un producto, hay que conocerlo y ¡qué mejor ocasión!
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